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Foto del escritorPsicóloga L.Hervás

¡Pastillas NO! Bueno, sí…

“Yo nunca voy a tomar pastillas para la ansiedad porque lo que producen esas pastillas en mi organismo, el cerebro es capaz de generarlo por si solo si hacemos meditación o terapia”


Esas son palabras literales que han salido de mi boca durante muchos años. Ya antes de hacer la carrera en Psicología pensaba así y haciéndola, pues igual.


Era unas anti-pastillas para el tema relacionado con algún trastorno de la salud mental como puede ser depresión o ansiedad. Para cuando me entraban las migrañas me “dopaba” (como suelo decir yo) hasta las cejas, pero con respecto a la salud mental… “¡Ni hablar! ¡Eso es para débiles o personas que no se quieren enfrentar a su problema!” decía yo súper ingenua.


Recuerdo un episodio de desamor, en el que lo pasé realmente mal. Sin ganas de hacer nada, llorando todo el día, desesperanza… que solo tenía ganas de ver de Lina Morgan (sí, Lina Morgan) y comer pizza. “Gracias a Dios” salí de eso (porque de por una ruptura nadie se ha muerto) con un poco de paciencia, cariño de los míos y tiempo. Lo logré superar sin siquiera tenerme que tomar tilas por las noches.


Pero fue hace más de un par de años cuando todo cambió. Tuve un episodio de ataque de pánico conduciendo con despersonalización que me cambió por completo mi vida. Vino a mi la llamada ANSIEDAD* (eso que la gente dice que tiene muy a la ligera, no tiene y los que nos lo callamos sí). Vinieron los dolores en el pecho, taquicardia, falta de respiración, sudores fríos, sensación de desmayo, MIEDOS a perder el control a hacer algo que yo no quería hacer…

*Tengo que aclarar, que la ansiedad no aparece de la noche a la mañana. Tu cuerpo te manda señales de que tienes que hacer un alto en el camino. Por ejemplo, a mí, me daban episodios de migrañas hasta 3 veces al día, así que hacerle caso a vuestro cuerpo y cuidaos.


Sufría (Gracias a Dios, a mi esfuerzo y a la farmacología, puedo hablar un poco en pasado) estos síntomas tanto mentales como físicos 24 horas los 7 días a la semana. Imaginaos, es un sin vivir. No podía ni salir a la calle porque se me paralizaba el cuerpo.

Había hecho psicoterapia, meditación, deporte… y mis niveles de ansiedad no bajaban por si solos. Fue entonces cuando hablé con mi médico de cabecera y le expliqué que necesitaba recurrir a la farmacología porque mi ansiedad era tan fuerte y tan generalizada que por más que me intentaba enfrentar a mis miedos, meditaba, tomaba pasiflora, no disminuían. Entre los dos decidimos empezar un tratamiento con un psicofármaco de los llamados de tercera generación. Mi idea era clara y así se lo hice saber: “Necesito algo que me disminuya los niveles de ansiedad (aunque sea un poco) para poder hacer psicoterapia y enfrentarme a mis miedos”. Y así lo estoy haciendo.


Imaginaos mi situación: psicóloga, con ansiedad y encima tomando pastillas como si fuera una persona de 80 años que toma Lorazepam de por vida. Pues directamente, solo le conté que tomaba medicación a mis más allegados.


Y es lo que quiero llegar. Yo misma era una de esas personas que estigmatizaba los psicofármacos porque pensaba que la persona era capaz de salir de eso simplemente haciendo terapia psicológica. Hasta que me tocó.


Aún ahora, tenemos ese tabú: podemos decir que, si me duele la cabeza me tomo un Paracetamol pero si llevo 3 noches sin poder dormir, arrastrando falta de energía, apatía y que todo esto está afectando a tu vida diaria, no podemos tomarnos un Lorazepam (Todo bajo supervisión médica, claro está). Porque según la Sociedad, los trastornos mentales son inventados por la mente y tomar pastillas para ello es de débiles. Pero creerme que se psicosomatizan, y a unos niveles que no se lo deseo ni a mi peor enemigo.


Lo que también es cierto, es que la medicación lo es la panacea. Y si algo tienen desgraciadamente trastornos mentales, es que la medicación por si sola no te cura. Disminuye tus síntomas (a corto plazo), claro está, pero si no los tratas acompañados de psicoterapia, tus miedos seguirán ahí de por vida.


Olé por la gente que consigue salir de alguna situación de depresión, ansiedad, duelo… sin la ayuda de la psicofarmacología y simplemente con psicoterapia o tiempo. Yo soy de las que necesita ayuda, tanto psicológica como médica, y no pasa nada.



La Salud mental es SALUD, no la menospreciemos ni frivolicemos con ella.


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